lunes, 10 de junio de 2013

Capítulo IV - Una Pregunta Sale a Rodar Tierras



UNA PREGUNTA SALE A RODAS TIERRAS
Durante muchos días mamá Drusila anduvo preocupada por su hijo.
-Cocorí, cuida los camotes que dejé en el fuego.
Pero el negrito, sentado frente al fuego, con la cabeza entre las manos, los dejaba convertirse en un obscuro caramelo.
-¡Cocorí, cierra la puerta!
Pero el Negrito no la cerraba, y la cosa llegó al colmo la noche en que vino la culebra y se bebió toda la leche ordeñada de las cabras,
-Cocorí, otra que me hagas y la vas a pagar.
Pero de nada valían los tirones de orejas. Nadie le arrancaba palabra. No quería ni siquiera jugar con sus amigos.
-Vamos a coger cangrejos a las rocas - lo invitaban.
-Pescaremos olominas
- Te presto  mi honda para matar pájaros.
Y el Negrito le cocinaba medallones de plátanos con miel, fresca tortas de maíz o ricos caldos de huevos de tortuga; pero el plato se enfriaba y la cabeza de Cocorí se poblaba de ideas más negras que su piel.
- Esta noche hay luna llena y el Pescador Viejo va a contar las historias del Tigre Manchado.
Ni se inmutaba. ¿Por qué se había quedado tan solo?, era la pregunta que se hacía. ¿Por qué el barco no había esperado su regreso y la flor se había marchitando?.
La Rosa había aromado su choza. Lo había hecho más bueno. Por ello había enderezado a doña Modorra y había defendido al Tití de las furias del Campesino.
El monito, con su cara de payaso, lo miraba compungido desde su horcón.
A veces se colgaba de la cola y balanceándose saltaba fuera por la ventana, dando varias volteretas mortales. Pero la trompita de Cocorí permanecía fruncida y los ojos entornados llenos de lágrimas
¿Por qué la Rosa había huido tan luego? ¿Por qué no lo había acompañado hasta que fuera grande?
Al Viejo Pescador lo había escuchado narrar innumerables veces:
-esas palmeras nacieron el día en que yo nací. Cuando yo era muchacho, saltó de la tierra el primer cogollo de ese tamarindo.
Y Cocorí sentía una profunda pena de que, cuando fuera viejo; no podía contar en una noche de luna:
- Cuando yo tenía siete años esta Rosa nació. Me ha acompañado toda la vida.
Y una rebeldía iba fermentándose en su corazón. ¡Qué su Rosa hubiera vivido un día y en cambio otros, que de nada servían sino pata hacer daño, vivieron y tantísimos años! Y al pensar en esto recodaba al Caimán, el viejo Caimán del lago, al cual ya le habían tenido miedo los abuelos de los abuelos de Cocorí.
"El mundo marcha de cabeza y yo soy un niño y no puedo comprenderlo".
Por fin un día se resolvió a salir de su silencio
Corrió donde estaba mamá Drusila pelando papas y le preguntó:
-¿Por qué mi Rosa tuvo una vida tan corta? ¿Por qué otros tienen más años que las hojas del roble?
La Negra lo miró de arriba abajo. "¿Qué le pasará a Cocorí preguntando esas cosas?". terminó de pelar las palas y fue adentro a barrer. Pero Cocorí le pisaba los talones por todas partes con su pregunta. Por fin perdió la paciencia:
-¡Deja de molestar! Anda a preguntarle al Viejo Pescador. Yo soy una Negra ignorante y no entiendo tus preguntas -. Cocorí salió y se dirigió a la choza del Viejo Pescador. Lo encontró ocupado remendando sus redes.
- En la tarde vimos pasar un cardumen de atunes y esta noche vamos a salir de pescar - le explicó el Viejo al responder su saludo.
Pero a Cocorí nada le importaba los atunes y volvió a su pregunta.
- ¡pro qué mi Rosa tuvo una vida tan corta? ¿Por qué otros tienen más años que las yerbas del monte?
El Pescador, que tenía tanto de algodón y la piel rugosa, el Pescador que sabía tanto de los barcos y de la selva, se quedó perplejo. Lentamente se rascó la lana de su cabeza:
- ¡Ah, Cocorí, cuando somos tan viejos como yo, ya no nos hacemos esas preguntas! Cada pregunta que yo me hice me dejó una arruga en la frente. Cada misterio que quise. Cada misterio que quise comprender me dejó con un diente menos. Ahora tengo más arrugas que olas tienen el mar, y mira cómo e quedaron las encías - Le mostró sus encías lisas y rosadas y terminó -: Ahora espero que el océano y el bosque me cuenten lo que me quieran contar. Yo no les pregunto nada.
Cocorí salió desilusionado, pero fue a visitar al Carpintero, que vino a recibirlo con la cabeza llena de aserrín, y le hizo su pregunta.
Pero el Carpintero no se dio un martillazo en el dedo por escucharlo y gruño:
- Yo no sé quién hace estos negritos tan preguntones.
Por el camino vio venir al Aguador cargado con sus tinajones de agua.
- Mira, Aguador, ¿por qué...? - pero lo desanimó verlo con la lengua afuera, muerto de cansancio, y prefirió dejarlo pasara:
Fue a buscar al Leñador y lo encontró con el genio avinagrado:
- Te contestaré cuando termine de aserrar todos estos troncos - le dijo, y con un vaso gesto de la mano le señalo todos los árboles del bosque.
Por último corrió donde el Campesino. Podía decir que eran amigos desde la última aventura.
- Dime, Campesino, ¡por qué mi Rosa tuvo una vida tan corta? ¿Por qué otros tienen más años que las semillas del higo?
El Campesino se encogió de hombros, demasiado ocupado en vigilar el maizal de las incursiones de los monos.
Cocorí se sentó desanimado a la sombra de una palmera. ¿Qué esperanza le quedaban de encontrar una respuesta si los más viejos no habían tenido tiempo de hallarla?
El Tití, desde una rama, copiaba sus gestos de desconsuelo. Pero algo divisó y bajó corriendo a avisarle:
-Cocorí, hi, hi, hi - y le señalaba con el dedo.
Por la playa, con su paso lento, entrecerrando los párpados de corcho bajo el sol encandilador, se arrastraba doña Modorra como una jornada en la arena.
Cocorí corrió a su encuentro, saltando descalzo por la arena candente que le quemaba las plantas.
- ¡Esa sí que debe saber! ¡Con sus ciento cincuenta años de experiencia!
- ¿Qué te pasa, Cocorí ? - dijo la Tortuga, en marcha hacia la sombra de los almendros y arrastrando al Tití, que ya se le había encaramado encima.
- ¡Ay! - suspiró el Negrito.
- Tan niño y ya suspirando - sentenció la Vieja.
- Doña Modorra, usted que es tan viejo y tan sabia, ayúdeme.
- Cuenta conmigo para lo que quieras.
- He ido donde el Pescador, el Carpintero, el leñador, el Aguador y el Campesino, pero ninguna ha sabido contestar mi pregunta.
- ¡Oh!, ¡los hombres! - dijo la Tortuga con una sonrisa torcida, como diciendo: "¿Qué pueden saber esos recién nacidos?" -. ¿Y cuál es tu pregunta?
- ¿Por qué mi Rosa vivió sólo un día y otros tienen más años que las arenas del mar?
- No tanto, tampoco, no tanto - dijo la Tortuga, mirándolo recelosa de que fuera una burla. Pero el Negrito tenía la mirada limpia y en ella sólo se adivinaba la ansiedad con que esperaba una respuesta.
Doña Modorra se arrastró un par de metros sin decir palabra. Después apoyó la frente en un puño y prometió:
- Voy a pensar en tu problema. has de saber que soy una tortuga joven y me quedan más de cien años para encontrar una respuesta. Aunque tal vez estés apurado, así que trataría de contestar un poco antes.
A Cocorí se le cayó el alma a los pies. ¡Cien años! ¿Cómo podría esperar cien años en un mundo patas arriba?
- Tal vez otros tengan más experiencias, Cocorí - agregó jadeando la Tortuga, porque nunca había pronunciado un discurso tan largo en su vida -
Pero es peligroso llegar donde ellos y no quisiera que te pasara nada.
- ¿Quienes son, quiénes son? - gritó Cocorí, otra vez esperanzado.
Doña Modorra vaciló, se abotonó el chaleco, se lo volvió a desabotonar.
- "¡Uf!, ¡qué calorcito hace! - y por último confesó:
- Don Torcuato, el más viejo de los caimanes. Era amigo de mi abuelo. Tal vez él pueda darte alguna respuesta.
Cocorí estaba hecho una pila eléctrica.
 - Pero ¿cómo llegar hasta él, doña Modorra?
- Cruzando la selva.
- Eso no me da miedo, pero, ¿cómo encontraré el camino?
- Quizás el Tití te ayude. Desde la copa de los árboles podrá orientarse.
El monillo se dio golpes en el pecho, lleno de importancia. Pero de súbito, con los ojos desmesurados, se dio cuenta de que a don Torcuato nada menos a quien iban a buscar. De un chillido de toda dignidad y saltó al cuello de Cocorí, temblando de miedo.
- No. no, yo no sirvo, yo no sé subir a los árboles. Además, me duele esta mano, y mi mamá no me deja.
Lo tranquilizaron con gran trabajo y Cocorí, tímidamente, aventuró:
- Y usted, doña Modorra, ¿no nos acompañaría?
Doña Modorra se estremeció. Las nunca tienen espíritu de aventura. Cerca de la playa está el recurso de lanzarse al mar y escapar así de sus enemigos, pero en mitad de la selva...
- ¡Es muy lejos!
- Le haría bien; estiraría las piernas un poco.
- Hum, hum - dijo temerosa -. Es demasiado lejos.
Cocorí se hincó frente a ella, sepultó la cabeza en su hombro y comenzó a suplicarle con una voz que partía el alma:
- Usted que ha sido una segunda mamá para mí, por lo que más quiera, ayúdeme.
Y los ojos de porcelana del Negrito demostraban una pena tan honda, que doña Modorra se quedó pensativa. Es decir, más pensativa que de costumbre.
Era un poquito perezosa, es verdad, pero tenía adentro una gran ternura maternal. NO en vano el sol le había calentado innumerables nidadas de huevos. ¡Ya era tatarabuela!.
- Tendría que disponer alguna cosas durante mi ausencia - murmuró dudosa -. Ven a verme mañana, Cocorí, y te tendré una respuesta
El negrito, seguro de que iría con ellos, se acercó impulsivo y le besó la pequeña cabeza puntiaguda.
El calor de sus labios penetró la gruesa piel apergaminada de la Tortuga y llegó a su corazón. Se ruborizó y los último cristales de la duda y el miedo se deshicieron como terrones de azúcar en el agua.



16 comentarios:

  1. gracias amigo tengo el libro pero igual me gusto leerlo de aquí, bien echo

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  2. no se porque lo crearon tengo que hacer tarea porque lo hicieron los odio hicieron todo mal en especial la temporada uno dos tres cuatro cinco seis siete ocho nueve diez todas son muy malas las odio maldigo el que creo el cuento cocori cigan empeorando chao q dececcion lo que crearon los dejo tengo que seguir haciendo la tarea y tanpoco puedo ver enemigo intimo la reina del Flow falsa identidada chao farsas

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    1. deje de criticar a la persona que lo hizo solo porque no le gusta el libro

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    2. tienes razon es un asco pero no critico a la persona que lo hizo porque son diferentes gustos

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  3. Respuestas
    1. hay algun problema si no le respondo solo pregunto yo solo respondo porque me enoja que critique el libro

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  4. Muy bueno es este libro no lo tengo por esa misma rason es porque lo leo aquí y esta muy bueno👍

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    1. Sigue haci no le hagas caso a esas personas que dicen cosas sin sentido yo tambien tenia una tarea y no se podia copiar y la profe me lo puso malo porque lo hice copiado de aquí y dijo que lo habia copiado de un libro y te felicito por tú trabajo

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  5. Me gusto mucho
    Aunque ala ves no porque no me gusta hacer tareas
    Pero lo amo❤

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