TALAMANCA LA BOCARACÁ
Las hierbas comenzaron a ralear.
la tierra aparecía más descarnada entre los troncos a que se alzaban mudos de
pájaros sobre el suelo arrasado. En la tierra reseca, sin la alfombra de
verdura, la pisadas repercutían en el silencio impresionantes:
-Toc, toc, toc.
Al Tití ya no le parecía
suficiente el conjunto y enredaba los dedos en signos cabalísticos. Si salía
con vida de esto, no volvería a alejarse de sus cocoteros.
- ¿Por qué tanta desolación? -
preguntó Cocorí, que ya no respiraba de nerviosidad.
-Nos acercamos - susurró doña
Modorra, y ante el gesto interrogante del Negrito, prosiguió -: Donde Talamanca
la Bocaracá se arrastra por la selva la yerba no crece más. Por eso, cerca de
su nidal todo es devastación y ruina.
De improviso la selva se abrió en
un claro enorme; sin una sola brizna de yerba, sin un solo matorral, ni
siquiera un arbusto. En una superficie gigantesca, pelada y árida reposaba
Talamanca la Bocaracá.
Los tres amigos se detuvieron
amparados detrás del último árbol que avanzaba como un centinela en el claro
donde Talamanca tenía su cubil. Desde allí la contemplaron en silencio.
-Es más gruesa que el tronco de
un roble - articuló por fin el Negrito.
- Chist, chist - lo hizo calla el
Tití, desesperado de que pudieran delatarse.
-Es como el río que ondula por el
llano y se pierde en la lejanía - repitió Cocorí, hipnotizado.
El Tití se tiró al suelo y
escondió la cabeza entre sus largos brazos, que la anudaron el cuello. ¡Qué
imprudente! Con un coletazo Talamanca los lanzaría hasta el mar.
Hasta la impasible Tortuga dejaba
ver una expresión de estupefacción.
-En todos mis años no he visto
nada igual.
Mucho rato estuvieron
contemplando el enorme cuerpo zigzagueante del cual no alcanzaban a ver la
cabeza perdida en lontananza.
Pero Talamanca no se movía.
El Tití fue sacando la cabeza
poco a poco de entre los brazos y, más tranquilizado con la quietud de la
serpiente terminó por erguirse junto a Cocorí.
Esperando mucho rato, sin osar
aventurarse en el terreno desolado donde no tendrían la escasa protección de
los pocos árboles que los rodeaban. ¿Y su Talamanca enojaba? ¡Oh, mejor era no
pensar siquiera en eso!
Al fin el miedo de Cocorí se
atenuó con la impaciencia
-Pero, ¿qué le pasa a la
Bocaracá? - ¿no estará dormida? - sugirió doña Modorra.
Y por asociación de ideas bostezó
tanto que casi se safa la quijada, lo que era insólito en una tortuga tan buen
educada.
Al amanecer, continuaban allí y
decidieron mandar al Tití de explorador. Podría orillar el claro a través de
los escasos árboles para contemplar más de cerca la cabezota del monstruo.
-¡No, yo no quiero ir! No tengo
ninguna curiosidad de verle la cabeza.
Discutieron mucho rato y por
último lo obligaron a empellones. Refunfuñando, se alejó entre los árboles.
-¡Grrr!, sí, claro, como ellos se
quedan en lugar seguro.
En la tarde regresó muy agitado.
La Tortuga perdió toda su compostura y se abalanzó a preguntarle:
-¿Qué hubo? ¿Duerme? ¿Está
haciendo la siesta? ¿Le viste el rostro? ¿Tiene gesto colérico?
El Tití comenzó a darse
importancia, hasta que por fin aclaró solemnemente:
-La cabeza de Talamanca reposa
dormida. Por la boca abierta le salen dos cuernos.
-¡Ay, dos cuernos!
-¡Una culebra con cuernos!
-Debe ser un dragón.
-Vámonos.
-Corramos.
Pero el Tití había tenido buen
cuidado de preguntar ala reina de un hormiguero de los alrededores, la cual le
había explicado:
- No son cuernos de Talamanca. es
que ayer se comió un toro a la hora de la merienda. Se lo tragó de un solo
bocado y, como los cuernos no le cupieron por la boca, le quedaron de fuera.
-¡Qué horroroso!
-Sí-dijo el Tití, tomándose la
barbilla - . es algo muy impresionante.
La Tortuga se dio cuenta de que
se había excedido en sus transportes d entusiasmo y recuperó su tono.
Entrecerró los ojos y trató de recordar sus conocimientos, heredados a través
de las pocas generaciones de tortugas que habían corrido tierras desde que el
mundo es mundo.
-Ya recuerdo - entonó,
catedrático -. Tendremos aquí para rato.
Pero, ¿por qué, doña Modorra? -
interrogó Cocorí.
-No se despertará mientras no
digiera su almuerzo.
-Oh, bueno, si es sólo una siesta
- aclaró doña Modorra.
Cocorí abrió los ojos
desesperanzado:
-¿Semanas?
-Y algunas veces hasta meses.
Fue como un balde de agua helada
para Cocorí, y otra vez la idea de la siesta contagió a su vieja amiga:
-¡Ah, que sueño teeengo! - dijo
desperezándose -.
No nos queda más remedio que
esperara.
-¿Y si se despierta?
-NO temas, no hay cuidado -
contestó la Tortuga -
Y si tú me permites, yo...
voooy... a... dormir... un... - Y, sin terminar la frase, doña Modorra recogió
el pescuezo, se encerró en su carapacho y se quedó más dormida que una piedra.
Cocorí le tocó con los nudillos
en la espalda:
-¡Tun, tun!
Pero ya la otra estaba en el
quinto sueño. Entonces se sintió más desaminado que nunca ahora que sólo tenía
por compañero a ese cabeza hueca del Tití.
Pasado un rato, de puro aburridos
comenzaron a salir al claro hasta que terminaron por quedar junto a la cola de
Talamanca.
Las enormes escamas aparecían
gastadas por los años y se le veía la piel algo descarada.
¡Cuantísimas coyundas sacarías el
curtidor de ese cuero! - pensó Cocorí.
Bordearon la cola y cuando
llegaron a la altura del enorme vientre, el Negrito se detuvo impresionado:
-Qué desgracia no poder
plantearle mi problema - comentó con el mono -. Una persona con un vientre tan majestuoso y un
sueño tan satisfecho, tienen que ser muy importante. El Tití tomó confianza y
se encaramó en el lomo, continuando su recorrido por arriba. Así llegaron hasta
la cabezota, dos cuadras más allá, chata y maligna.
El monillo comenzó hacer
cabriolas en uno de los cuernos. Luego le levantó un párpado con gran esfuerzo,
pero los ojos en blanco lo terminaron de convencer de que ningún ruido sería
capaz de despertarla.
-¡Ni que reventara un trueno
junto a sus oídos!
Por fin se bajó deslizándose como
por un tobogán.
Llegó la noche, salió el sol, de
nuevo aparecieron las estrellas entre los árboles. Cocorí espiaba a doña
Modorra a ver si daba señales de vida. Se sentía ya cansado. Recordaba a mamá
Drusila, que no sabía de él hacía tantos días , y las lágrimas le corrieron a
raudales pensando en el tibio amor de la negra.
Al tercer día doña Modorra
comenzó a dar señales de vida. se agitó su caparazón,. Media hora después
entreabrió un ojo. Lo cerró de nuevo. Se volvió de costado y abrió el otro ojo.
El negrito y el Tití la contemplaban ansiosos. Por fin se desperezó.
-¡Aaaaah, qué pesadilla tuve!
Soñé que estaba en los dominios de la Bocaracá. Pero, ¿qué es esto? - la visión
del paisaje la volvió a la realidad y, de puro susto, quiso esconderse de nuevo
para seguir durmiendo.
-No, doña Modorra, ya no duermes
más. Desde el lunes estamos esperándola y mañana es domingo - protestó
compungido Cocorí.
-Estamos muy aburridos - agregó
el monito.
-¿Cuánto tiempo faltará para que
despierte Talamanca?
-Vamos a ver - repuso la Tortuga,
y dirigiéndose donde reposaba el vientre de la culebra, tomó varias medidas,
calculó, contó con los dedos y al fin dijo -: Por la hinchazón de la panza falta
muchísimo. ¿Y si después de esperarnos resulta como don Torcuato? - terminó, ya
que desde esa aventura había quedado muy escéptico acerca de la sabiduría de
los grandes y algunos prestigioso injustos que reinaban en el bosque.
Cocorí no se resignaba a
renunciar a su empresa.
-¿No te gustaría darte un buen
baño de mar?, ¿o ir a ver a tu mamá? - preguntó insidiosa la Tortuga, pensando
para sus adentros que ya era tiempo de que naciera la nidada de tortuguitas que
había dejado empollando al sol.
-Claro que sí - le contestó
Cocorí infantilmente.
-Entonces vámonos.
El Tití chilló feliz:
-Sí, sí, vámonos.
En el interior del Negrito se
produjo una batalla. ¿Irse, quedarse? Si se iba, ¿quién podría resolverle su
pregunta? Talamanca había sido la última esperanza. ¿Qué hacer , ¡ay! qué
hacer?.
Se daba cuenta clara de que sus amigos estaban
ansiosos de regresar a si pacífica vida de antes. No podía abusar de ellos. Por
fin se declaró vencido:
-Vámonos - aceptó suspirando. Y
la tristeza plegó sus alas grises sobre su corazón.
:)
ResponderEliminarv:
Eliminarami me da pereza de leerlo
EliminarX2
EliminarMe encanta este libro lo leemos mis compañeros y yo en clase estoy en tercer grado
ResponderEliminarsi es bueno el libro yo ya lo termine y yo estoy en cuarto grado ya casi en :> llega asta el capitulo 10 esta bueno el libro lo
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